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SOMOS UNA FAMILIA DE 2

Cuando Berta me propuso hacer esta entrada tuve mis ligeras dudas, ya que siempre he considerado que mi historia no es la «común», o más bien … la historia bonita que normalmente esperamos escuchar. Lo que me ha empujado a contarla es la necesidad de hacer ver a muchas mamis que están en mi misma situación que NO ESTÁN SOLAS.

Así que os voy a contar la historia de como me convertí en mamá de mi bebé. Giancarlo no fue un bebé buscado. Siempre he sido una persona de menstruaciones irregulares (hasta un año sin bajarme) y por ello acudí al ginecólogo preocupada, pero me dijeron que al ser joven era simplemente que aún estaba «inmadura». Si, esa fue la respuesta .


En ese momento, tenía una relación larga y bueno… pasó. Me notaba rara, tenía dolores muy fuertes en los ovarios y los senos me explotaban. Apenas era capaz de trabajar sin tener que parar por los pinchazos que sentía y me empecé a preguntar ¿qué estaba pasando?. Llegué a casa y le dije a mi pareja que «por si acaso» debíamos hacer una prueba . La hicimos y…sorpresa, ¡POSITIVO!.

En ese momento me sentí asustada, confundida, con miedo y muchas dudas. Mi vida no era estable. ¿Y ahora qué?. Me tomé unos días para pensar e ir asimilando en mi cabeza poco a poco la situación: 23 años y un bebé, ¿estaba preparada?. En la primera ecografía recibí la respuesta en forma de latido. Nunca algo me había hecho sentir tan segura de tomar una decisión. Esos latidos cambiaron mi vida desde el primer momento que los escuché y que los sentí dentro de mí. Estaba de 6 semanas y 5 días, saldría de cuentas el 8 de mayo del 2019.
Desde ese momento mi vida cambió por completo, mi mente dio un giro de 360º. Ya no era la misma de antes, era una versión mucho mejor . Una versión que se va mejorando día a día gracias a las lecciones que me enseña este pequeño terremoto.

Mi embarazo fue genial , sin síntomas mas allá de la retención y los kilos (muchos kilos ). Pero llegó el parto , un larguísimo pre y parto de 53 horas: comencé las primeras contracciones el sábado 11 de mayo a las 2.00 de la mañana y di a luz el lunes 13 de mayo a las 5:30 am. Contracción tras contracción, horas sin dormir, mi idea de parto sin epidural y en piscina se
esfumo más o menos en la hora 45 pero…¿sabéis que? No lo cambiaría por nada del mundo. A pesar de no ser el parto que todas esperamos tener (aún así fue natural), experimenté la sensación más hermosa que jamás había sentido. El olor, el tacto, el ruido… será un momento que siempre quedará grabado en mi memoria.

Después del parto vinieron momentos raros, difíciles. Todas esperamos estar en una nube, super felices y rebosando amor. Hablaré desde mi experiencia, pero creo, que hablo en nombre de muchas más… no es lo esperado. Te sientes rara, diferente, con un millón de miedos y solo puedes pensar ¿y si le pasa algo?.

A medida que pasan las semanas, estas sensaciones se van atenuando, adquieres seguridad y confianza. Son momentos muy difíciles, es un cambio de vida totalmente radical para el cual nos dicen que nos preparamos durante 9 meses pero, realmente, no puedes ni imaginarte como es hasta que llega el día y la hora, hasta que lo sientes encima de ti y de repente todo, pero TODO, da un vuelco.

Ahora bien… en estos casos siempre nos resaltan la importancia de la figura paterna, el apoyo y el cariño. Es cierto, para que mentir . No hay nada más reconfortante que la persona que amas te de un abrazo mientras lloras agotada, o simplemente lloras sin saber el por qué. A veces esto no es posible, la vida nos pone en situaciones de las cuales siempre aprendemos
algo. Ya sea a ser más fuertes o a salir adelante solas o acompañadas. En mi caso, somos una familia de dos. Me gusta decirlo así porque el termino «madre soltera» nunca me ha hecho mucha gracia. No lo somos desde el principio, si no desde que Gian tiene 8 meses, aunque a veces lo eres desde mucho antes y aun no lo sabes. ¿Y sabéis? Se puede. Y es igual de feliz, de gratificante, de duro y de estresante que siendo una familia de 3, 4 o 5.

Ser MAMÁ siempre nos convierte en super heroínas, solas, acompañadas, con los abuelos o con los tíos. Siempre y escuchadme bien, siempre, va a tener sus momentos fáciles y difíciles, independientemente de quien este con nosotros o deje de estar.

No debemos olvidar que, el simple hecho de entregar todo nuestro corazón y nuestra vida a esa persona que nos mira cada día al despertar, ya nos hace invencibles. Sin importar las circunstancias .

Con mucho amor , Laura .

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