
Si os soy sincera, un aborto, una pérdida NUNCA se supera pero si hay “herramientas” que te ayudan a que saques lo positivo de una experiencia muy negativa.
Y ahora me diréis, ¿Berta enserio hay algo positivo en un aborto? Pues en mi caso si, y os lo voy a contar. Pero antes, quiero también recalcar que no importa el tiempo que hayas estado embarazada para sufrir más o menos, para determinar una escala de dolor. Da igual el tiempo que llevas buscando a ese bebé, poniendo todo de tu parte y soñando con el ansiado positivo. Desde ese primer segundo en el que lo sueñas ya eres mamá. Y cuando ves ese positivo nace en ti el instinto de protección y cuidado. Ya no vas a ser nunca más la misma. Y de repente en un segundo todo cambia. Tu bebé ya no está, pero tu nueva yo mamá sigue ahí. Y no se va a ir nunca. Pero tienes que asumir el dolor y pasar el duelo para levantarte con más fuerza y seguir luchando.
Cuando después de la transferencia de nuestro bebé (tenéis toda nuestra historia por capítulos en la categoría “Infertilidad”) y la interminable betaespera supimos que no iba a seguir adelante yo me vine abajo. Ya no solo por haber perdido a nuestro milagro sino porque él era nuestra última oportunidad, al que nos aferramos con toda nuestra esperanza e ilusión después de haber pasado por 4 FIVs. Pero así como vino se fue, dejándome completamente hundida y con sentimientos negativos en mi cabeza.
Recuerdo que en ese momento no entendí cuando Manu me dijo que no podía pasarme el día llorando en el sofá. Me sentó fatal porque era lo único que mi cuerpo y mi corazón me pedían y no llegaba a entender cómo él me podía estar diciendo eso. Pero con el tiempo lo entendí y agradecí que lo hubiera hecho. Claro que él también sufría, pero sabía que hundiéndonos no íbamos a conseguir nuestro deseo de ser padres y necesitaba hacérmelo ver.

No os imagináis lo que lloré.
Como os conté en un post en mi perfil de instagram @sincerely.be, por mi cumpleaños que es a finales de agosto, me organizó una escapada sorpresa a Gijón para los tres. Y ese viaje me devolvió a la vida. Fueron solo dos días que me sirvieron para disfrutar de nosotros, para llenarme de salitre jugando con Gossa, para reír con los planes más sencillos.
Con el tiempo me di cuenta que mis abortos habían logrado revolucionar mi cuerpo, espabilar a mis ovarios y lograr un embarazo. Y para eso fue necesario que dos estrellitas “acondicionaran” el hogar.
Me acuerdo de ellas todos los días, muchas veces imagino cómo serían, si eran niño o niña, si se parecerían a Tiago…pero pienso en ellas serena, con una tranquilidad absoluta y un cariño y amor inmensos. Les estaré eternamente agradecida por haber revolucionado mi cuerpo, por haber luchado contra mis anticuerpos y haberlos obligado a parar para proteger a mi útero y convertirlo en el hogar de Tiago durante 9 meses.
Además del viaje que supuso un cambio en mí, empecé a practicar yoga que me hizo alejar los pensamientos negativos y a pensar solo en positivo a la vez conectaba conmigo y me escuchaba. Esto último es fundamental, porque en estos procesos tendemos a acabar viéndonos solo como el cuerpo que va a gestar una vida. Pero para que ese cuerpo esté en plenas condiciones debemos cuidarnos a nosotras mismas y darnos nuestro lugar.

Otro cambio para mí super importante es la alimentación. Yo siempre comí de forma saludable pero eso no quiere decir que sea la correcta. Gracias a mi nutricionista y a mi endocrina descubrí que hay alimentos que por muy buenos que sean, en mi cuerpo favorecen el ataque de mis anticuerpos y por lo tanto no conviene que los tome. Sacarlos de mi dieta supuso otro gran cambio. Lo noté enseguida. Más energía, menos pesadez, digestiones correctas, mejora de la piel…
Y todo eso se reflejó en mis controles médicos. Mi endocrina y mi ginecóloga vieron como mis ovarios empezaban a funcionar cómo hacia meses que no lo hacían y cómo mis analíticas estaban mejor que nunca. Me dijeron que estaba en el mejor momento para quedarme embarazada y decidimos que en diciembre iríamos a por nuestra 5 FIV.
Pero justo un mes antes ocurrió el milagro y me quedé embarazada de forma natural. Mi ginecóloga, cada mes me hacía ecografías para ver si tenía folículos y cuándo se iba a producir la ovulación y así tener relaciones programadas esos días.
Sabemos perfectamente la fecha en la que «creamos» a Tiago y, aunque tener relaciones programadas te hace perder a veces el encanto y la pasión, sobre todo cuando pasan los meses y ves que no lo consigues, os aseguro que en este caso lo hace sin duda más especial, porque cuando Tiago sea mayor le contaré cuándo se creó y sabrá toda su historia y la de las estrellitas que nos cuidan y protegen desde el cielo.

Nunca dejéis de luchar y no os olvidéis que lo más importante y lo primero que tenéis que hacer es cuidar de vosotras, de vuestra mente y de vuestro cuerpo.
Cada bebé ocupa un espacio único en nuestro corazón.